La niña inéscrupulosa escuchaba Jaime sin tierra, pero no entendía la letra.
Será porque vos no escuchas que yo grito por dentro decía; y lo intentó pero le falto el aire y se asustó. Abandono la idea.
No se imaginaba como era que él sentía la ruptura de su corazón o porque quería ser un auto. Más que un auto, ella elegiría ser reina de la vendimia, para que le regalen uno.
Su hermano se había olvidado el casssettte puesto y sonaba por todo su cuarto, colmándolo de algo como una sensación rara y fea que ella sentía pero que no sabía como llamar aún.
La melodía la hundía .
No la dejaba jugar a cortar las cortinas. Tampoco sentía gracia por nada y de pronto casi que quería llorar.
Quiso apagarla pero no la dejaban tocar el equipo de música, le podía dar corriente.
Quiso apagarla pero no la dejaban tocar el equipo de música, le podía dar corriente.
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